Alojamiento rural en el Parque Nacional de los Picos de Europa

Dónde dormir en los Picos de Europa: ¿intercambio, confort o libertad?

Si estás pensando en viajar a los Picos de Europa, uno de los aspectos imprescindibles que debes preparar antes de tu viaje, es dónde dormir. Así es que, coge papel y lápiz, y toma nota.

El Parque Nacional de los Picos de Europa es uno de los destinos más deseados por los viajeros. Por ello, todo su entorno está salpicado de entrañables casitas y hoteles rurales, albergues, y alojamientos de todo tipo.

Por suerte, los Picos de Europa se extienden por tres comunidades autónomas diferentes, que son Asturias, Cantabria y Castilla y León. Ésto aporta a tu viaje otro punto más a tu favor, ya que, si además de los Picos de Europa, tenías intención de visitar algún lugar localizado en alguna de ellas, entonces solo tienes que buscar tu alojamiento en un punto intermedio entre ambos.

A la hora de elegir el lugar donde dormir, tienes numerosas opciones: quizá eres una de esas almas mochileras que se sienten extremadamente atraídas por los albergues y hostales rurales. Ese encanto que tienen estos espacios, ese intercambio de experiencias en habitaciones compartidas con personas de medio mundo, es pura magia, y a ti te encanta.

Sin embargo, es posible que seas una de esas personas que espera durante todo el año a que lleguen sus vacaciones por otros motivos. Ese olor tan característico que desprenden los hoteles, a limpio, a relax, a comodidad; esos desayunos de buffet libre disponibles a primera hora de la mañana, que le dan a uno energía para salir y recorrer la montaña de punta a punta. No te preocupes, porque en las tres comunidades hay hoteles rurales dispuestos a ofrecerte todo ello que estás deseando.

Pero tampoco hay que situarse en un extremo o en otro. Tú buscas intimidad, buscas descanso y marcar tu propio ritmo. Disfrutar de los tuyos en una de esas casas rurales con jardín, donde hasta tu perro se siente el animal más libre y feliz de la Tierra. Busca una de esas casas rurales reformadas a partir de antiguas edificaciones que aún siguen conservando sus olores y su encanto.

Si, además de todo lo anterior, vas buscando huir del ajetreo de la ciudad, no te será difícil encontrar un alojamiento perdido en mitad de la montaña. En él, tus acompañantes y tú os encontraréis prácticamente solos en un radio de varios kilómetros. Emocionante, cuanto menos.

En cambio, si lo que quieres es sumergirte de lleno en la cultura del lugar a donde viajas, coge tu mapa y pon una banderita en aquellos pequeños pueblos con tascas y locales típicos, y busca hospedaje en alguno de ellos.

Busques donde busques, y te alojes donde te alojes finalmente, la experiencia no te dejará indiferente.

¿Lo tienes? Pues ¡a disfrutar!

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